Riesgos Sanitarios en el Quirofano Veterinario

Cierto tipo de actividades son altamente exigentes en la vida de los seres humanos. Una de ellas, es la actividad laboral que una persona desempeña a lo largo de su vida. El sufrimiento laboral está contemplado en el ordenamiento jurídico internacional, en el que los riesgos profesionales, se presentan fundamentalmente de dos formas; los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.

Esto implica una conexión lineal monocausal, existiendo una enfermedad profesional, cuando sea detectable un agente causal. En algunos casos, la actividad laboral de un individuo se acompaña de un ambiente laboral no saludable, el cual puede propiciar las condiciones, para que actúe el agente anteriormente mencionado.

En un estudio realizado en 1976, sobre las condiciones de vida y de trabajo del personal de enfermería en medicina humana, la O.I.T afirmaba "Resulta paradójico constatar que estos trabajadores, que como exige la propia naturaleza de su trabajo, contribuyen a proteger la vida y la salud de los demás, todavía no hallan conseguido, en muchos casos, resolver convenientemente los problemas propios".

Estos problemas que se informan para los trabajadores de la salud humana, se constatan en hospitales y clínicas veterinarias de todo el mundo, siendo un factor común a ambas ramas de la salud, humana y veterinaria, el desconocimiento de los riesgos a los cuales sus profesionales están expuestos casi permanentemente.

Con similares características, es también usual, el desconocimiento de la legislación y las normativas, de carácter laboral y de bio-seguridad vigentes.

El quirófano, en algunas de nuestras clínicas privadas e instituciones públicas, frecuentemente es el lugar olvidado, el lugar donde se coloca lo que no se usa, lo que necesita ser guardado en depósito, etc.

No obstante, nos consta que tanto a nivel particular como en algunas instituciones, un número cada vez mayor de colegas, intentan practicar sus especialidades quirúrgicas, en condiciones acordes al desarrollo obtenido en las últimas décadas por la cirugía y la anestesiología.

Trabajando de esta manera, se obtiene por un lado, brindar el respeto que merecen y exigen nuestros pacientes / clientes / usuarios, y por el otro, alcanzar una mayor formación a nivel profesional, la excelencia en nuestro desempeño, integrar el concepto de seguridad hospitalaria a ese desempeño, y maximizar en un sentido integral la incorporación de tecnologías y su aprovechamiento indirecto, con un encare que hasta hace algún tiempo era impensable para medicina veterinaria en nuestro medio.

Disponer de estas tecnologías para la práctica en la medicina veterinaria, nos obliga a conocer y respetar las normas de trabajo, que prevengan y eviten riesgos sanitarios para nosotros, para nuestros pacientes y para el ambiente.

Los riesgos en el área anestésico-quirúrgica son múltiples. Los mismos abarcan desde la esterilización de materiales, hasta la eliminación de gases anestésicos, e incluso explosiones en el quirófano. Está fuera del alcance de esta cartilla el poder enumerar y profundizar en cada uno de ellos, por lo que solamente se desarrollaran algunos.


1-Formaldehído

Numerosas substancias que se utilizan o pueden encontrarse en los hospitales tienen efectos mutágenos o cancerígenos. Especial atención merecen el formol y el óxido de etileno, utilizados para la desinfección y esterilización.

El formaldehído es un gas incoloro con olor fuerte y picante. Es inflamable y puede formar mezclas explosivas con el aire y el oxígeno, siendo extremadamente soluble en agua. Es un producto químico ampliamente utilizado en la industria, así como un poderoso desinfectante, germicida , fungicida y preservador.

El personal con más riesgo de exposición es el que trabaja en las salas de necropsias, anatomía, histología, diálisis, esterilización, desinfección, laboratorio, odontología y farmacia.

Aunque la contaminación con formaldehído puede ser por vía dérmica y/o por ingestión, la vía principal es por inhalación. Exposiciones prolongadas a bajas concentraciones pueden producir irritaciones en los ojos, inflamación de los párpados y erupciones de tipo alérgicas. Su elevada solubilidad en agua hace que la mayor parte del formaldehído inhalado permanezca retenido en las vías respiratorias superiores, por lo que ejerce una acción local muy pronunciada. La exposición crónica ocasiona rinitis, faringitis y laringitis crónica, alteraciones de la actividad mucociliar, hipertrofia de la mucosa y pérdida de la sensibilidad olfativa. Causa así mismo eczema alérgico y también se han descrito trastornos neuropsiquiátricos, como somnolencia, molestias durante el sueño, debilidad, pérdida de memoria y de concentración. Los estudios sobre un posible poder teratógeno y embriotóxico son escasos y contradictorios. El formaldehído puede ser cancerígeno para el hombre, aunque no exista una evidencia clara por las limitaciones de diseño y metodología de los estudios realizados hasta ahora. En la mujer se ha advertido una mayor frecuencia de anomalías menstruales, así como partos prematuros y menor peso del recién nacido.

2-Gases anestésicos

Durante los últimos años se ha documentado una nueva patología derivada de una exposición crónica a los agentes inhalatorios. El problema básico de toda esta patología gira en torno a la posible acción tóxica de los agentes inhalatorios o de sus metabolitos. A los mismos se le han atribuido: abortos, malformaciones congénitas, cáncer, enfermedades hepáticas y renales, alteraciones psíquicas, alteraciones en la espermatogénesis y división celular en general.

Con el fin de disminuir o evitar la contaminación atmosférica en los quirófanos y salas de postoperatorio, en la mayoría de los países desarrollados se han establecido métodos de control de las concentraciones de gases y vapores anestésicos.

La presencia de concentraciones elevadas de gases o vapores anestésicos en el aire de estos lugares es habitual, sobre todo en aquellos casos en los cuales no se emplean medidas para que ello no ocurra.

Las personas expuestas a esta contaminación no solo son los anestesistas, sino también los demás individuos que concurren al quirófano como cirujanos, ayudantes y auxiliares.

Los anestésicos interfieren la división celular por mecanismos que no están bien aclarados, pero se sabe que el halotano prolonga la fase G1 y G2 de la división celular. Otros inhiben la síntesis de ácidos nucleicos, fase S, interfiriendo la mitosis en profase y anafase. Ciertos agentes anestésicos de inhalación tienen estructuras químicas parecidas a las de algunos cancerígenos conocidos. Por otra parte la degradación metabólica de los mismos da lugar a compuestos en los que cabe sospechar actividad cancinógena. Estos efectos pueden verse conjuntamente o potenciados con otros factores como son: el estrés y la ansiedad, quienes aumentan los niveles de glucocorticoides y disminuyen el sistema inmunitario favoreciendo las neoplasias.

Los estudios toxicológicos en animales constatan el enlentecimiento de los procesos de desarrollo, crecimiento y aprendizaje a concentraciones anestésicas equivalentes a las existentes como residuales en los quirófanos. Se han descrito cuadros de irritación en vías respiratorias, laringitis y asma tras la exposición de halotano y enfluorane.

En personal expuesto durante largo tiempo a óxido nitroso se han descrito neuropatías, debido a la capacidad de este gas para oxidar la vitamina B12 e impedir la síntesis de metionina, folato y tiamina por la inhibición de la enzima metionina-sintetasa. En el Reino Unido se acepta que la exposición crónica de mujeres embarazadas a anestésicos inhalatorios corren riesgo de aborto.

Estos son solo algunos ejemplos de los riesgos a los que estamos expuestos los miembros del personal de las áreas anestésico-quirúrgicas de los hospitales y clínicas veterinarias.

Existen otros tantos, el desarrollo de alergias a diferentes antisépticos tales como el yodo, o a cosas tan impensadas como al látex de los guantes quirúrgicos, incendios de origen eléctrico con el uso de bisturí eléctrico, cáncer por la exposición al óxido de etileno en zonas de esterilización, infecciones nosocomiales, zoonosis, etc.

Si fuera de interés para los lectores y de nuestro amable editor, el abordaje de los riesgos mencionados y su prevención, serán desarrollados en futuras cartillas.

Agradecemos la colaboración para la publicación de este articulo a: Dr. Carlos Rodríguez. DMV. Docente de Técnica Operatoria, Facultad de Veterinaria, Universidad de la República. Cirujano de la Unidad de Endoscopía Veterinaria, UEV, Facultad de Veterinaria, Universidad de la República. C. de Gestión Sanitaria Veterinaria.

 



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