Los sintomas frecuentes del Moquillo Canino

A pesar de que la enfermedad del moquillo canino no es una de las más atenuantes en cuanto a mortalidad, ya que es superada por el parvovirus, sigue siendo una de las amenazas víricas para los cachorros, sobre todo cuando el programa de vacunas no es constante.

A diferencia del parvovirus, el virus del moquillo canino es poco resistente fuera de las células y esto lleva a que la transmisión de la enfermedad sea de perro a perro.

El moquillo no es generalmente una enfermedad vista en los cachorros de las perreras, a menos que los locales estén infectados con el virus y se produzcan casos clínicos continuamente.

El gran riesgo es cuando el cachorro deja la perrera y contrae la enfermedad después del destete, cuando los cachorros son más susceptibles, entre ocho y doce semanas de edad.

La mayoría de los perros se contagian, probablemente, por inhalación del virus de moquillo canino, ya que la ingestión como vía de contagio es difícil, debido a que el virus no resiste el ph ácido del estómago e intestino delgado.

Una vez inhalado, el virus del moquillo canino pasa rápidamente a la sangre y, posteriormente, comienza a aparecer en las estructuras epiteliales de todo el cuerpo e incluso puede localizarse en el cerebro a los ocho-diez días del contagio. El grado de participación varía de un animal a otro.

Los síntomas producidos por la enfermedad son muy variables y se podrían clasificar en tres grupos principales:

Aquéllos perros que muestran signos mínimos de moquillo canino, los cuales no pueden atribuirse con certeza al moquillo. Puede haber fiebre baja y los cachorros pueden recuperarse sin exhibir signos generalizados de la infección.

Infección generalizada del virus de moquillo canino. Debido a la capacidad del virus para multiplicarse en una gran variedad de células de un gran número de órganos, pueden aparecer muy distintos síntomas clínicos. Los primeros signos son corrientemente flujo nasal y conjuntival, tos intermitente y vómitos; a medida que avanza el proceso es frecuente la presencia de diarrea cuyas heces pueden contener pequeñas estrías de sangre. En esta etapa es frecuente una respuesta febril. En los casos progresivos el flujo nasal se torna purulento que puede acompañarse con accesos de tos que se presentas con más facilidad al excitarse o hacer ejercicio. Algunos perros sufren neumonía, por lo general asociada a infecciones bacterianas secundarias.

Cuadro nervioso: una de las peculiaridades del moquillo es la producción de signos nerviosos que varían de un animal a otro según la zona de la medula espinal afectada.
 
Para finalizar, diremos que al igual que en todas las infecciones víricas no existe ninguna terapéutica ni tratamiento específico sino solo sintomático. Los antibióticos ayudan a controlar las infecciones secundarias, pero carecen de acción sobre el virus del moquillo canino propiamente dicho.

 



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