El perro como especie social tercera parte
Las reglas
de la jauría:
el liderazgo
En las especies animales de hábitos solitarios cuyos individuos no necesitan ni dependen de un grupo social para su subsistencia, como es el caso de muchos felinos, cada animal decide lo que hace en su vida de independencia. Por el contrario, en las especies altamente sociales -como son los lobos, los perros y también nosotros, los humanos- existe un factor de suma importancia para que esas sociedades puedan funcionar armónica y adecuadamente y, por lo tanto, ser viables a lo largo del tiempo: un sistema de orden. La falta de un ordenamiento social tanto en las manadas de lobos, en las jaurías de perros como en las familias de los seres humanos y más aún en las naciones formadas por millones de personas, haría imposible la supervivencia.
La mayoría de los científicos expertos en lobos, entre ellos Adolph Murie, Rudolf Schenkel y David Mech, han demostrado que en los lobos existe un orden que resulta de un sistema social muy desarrollado, basado en una escala social mediante la cual se establecen las relaciones entre los miembros del grupo. Estas relaciones están basadas en un orden de jerarquía lineal y unidireccional. En una manada de lobos existe un jefe al que se denomina alfa, un individuo subordinado a éste que se denomina beta, un tercer individuo llamado gama que se subordina al anterior, y así sucesivamente.
Este ordenamiento jerárquico permite que cada integrante ocupe un lugar dentro del grupo y que actúe en forma coordinada tanto en lo que respecta a las actividades de desplazamiento como a las de caza y descanso. Desde ya el encargado de gobernar y coordinar todas las acciones es el individuo de mayor jerarquía dentro del grupo -es decir, el jefe-, al cual en este caso se lo llama líder o dominante. Este sistema jerárquico permite además que cada individuo pueda obtener su porción de comida, su área de descanso y cubrir otras necesidades que de otro modo y debido a la competencia y las peleas que sucederían, no sería posible satisfacer.
Vemos así que la convivencia dentro de esta sociedad jerárquica que establecen los lobos está regida por dos aspectos fundamentales: el liderazgo y la dominancia. La sociedad que forman los perros -es decir, la jauría- está regida por los mismos principios.
El liderazgo
El liderazgo es el mecanismo por el cual el comportamiento de un lobo controla, gobierna o dirige el comportamiento de los otros lobos del grupo. Esta forma de convivencia en la que un individuo toma la iniciativa y dirige la acción de los demás es la más importante tanto en la vida social del lobo como en la del perro. Si no existiera el liderazgo cada animal tomaría su propia iniciativa y llevaría al grupo al caos.
En el caso de los lobos el liderazgo se pone de manifiesto en todas las actividades que desempeña el grupo. Por ejemplo, después de un período de descanso es el líder quien toma la iniciativa, despierta al resto para entrar en acción y dirige sus movimientos. Además, el líder es el encargado de proteger al grupo, por lo que puede atacar a cualquier extraño que considere peligroso para el resto de sus camaradas.
En cuanto a los perros, cuando conviven en una casa, es muy fácil observar cómo generalmente uno de ellos toma la iniciativa y es seguido por los demás. En cualquier actividad que desempeñe la jauría, ya sea que esté compuesta por varios integrantes o por sólo dos, el líder será el primero en saludar a su dueño, el primero en buscar una pelota que le arroje el propietario y el primero en acercarse a la puerta de la casa y ladrar cuando un perro extraño pase cerca. Este liderazgo también es posible observarlo en las jaurías de perros vagabundos, ya que siempre un individuo toma la iniciativa y dirige la acción del resto.
Uno de los hechos más interesantes en lo que respecta al liderazgo en los lobos y también en los perros es la manera en que es ejercido. Según opina David Mech, puede ser totalmente autocrático, en cuyo caso el líder toma las decisiones en forma independiente y todos los miembros del grupo lo siguen sin manifestar protesta alguna, o democrático, en cuyo caso el líder guía al grupo teniendo en cuenta las necesidades de cada uno de sus integrantes.
En el caso de los lobos las decisiones que están ligadas con las cacerías son tomadas en forma autocrática. El animal alfa puede decidir comenzar la acción en forma independiente y ser seguido por el grupo o, por el contrario, interrumpir repentinamente la acción una vez iniciada y exigir al resto del grupo el respeto por su determinación. El liderazgo democrático suele ocurrir durante las actividades de desplazamiento, básicamente en las largas travesías, en las que los miembros de la manada pueden mostrar resistencia a seguir al líder; en estos casos, el líder suele regresar junto al resto del grupo. En síntesis, si bien el líder del grupo usualmente parece actuar en forma independiente, sus determinaciones pueden verse influenciadas por el comportamiento del resto de los integrantes. Este mismo sistema rige el comportamiento de los perros y seguramente el funcionamiento de muchas de las sociedades que conformamos los seres humanos.
Extracto del libro "Nuestro perro"
Autor: M.V. Claudio Gerzovich Lis
Comportamiento animal
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Fuente visitar: www.comportamientoanimal.com
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