El lobo segunda parte

Parte II: Cómo el lobo se convirtió en perro

Como se mencionó anteriormente, el proceso por el cual el lobo se convirtió en perro se denomina domesticación. La domesticación es un proceso activo llevado a cabo por el ser humano, que consiste en la crianza y reproducción selectiva, durante cientos de generaciones, de especies de animales salvajes con el propósito de acentuar una serie de características deseadas. Los cambios ocurridos en los animales durante este proceso son de tipo morfológico, fisiológico y de comportamiento.

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Si uno analiza la definición de domesticación descubre que es un proceso que puede llevar cientos o miles de años. Sin embargo, es muy frecuente escuchar a personas que conviven con animales salvajes -tales como pumas o leones- afirmar que ellas han domesticado a estos animales. Además de ser un despropósito utilizar a estas especies como animales de compañía, la afirmación es también incorrecta. En el mejor de los casos uno puede llegar a amansar a un animal -es decir, lograr disminuir su tendencia a escapar o atacar al ser humano-, pero no a domesticarlo. Esto es así porque el amansamiento ocurre a nivel del individuo y en relación con su propia experiencia, mientras que la domesticación ocurre a nivel de una especie en su conjunto. Además los cambios obtenidos durante la domesticación se transmiten a las sucesivas generaciones, a diferencia de lo que sucede con el amansamiento, proceso que ocurre en un animal y no se transmite a su descendencia.

El conocimiento de la diferencia existente entre domesticación y amansamiento es de vital importancia, según veremos, para comprender cómo el lobo se convirtió en perro.

Proceso de domesticación

Es probable que las primeras interacciones entre lobos y seres humanos primitivos tuvieran lugar en un marco de competencia por la comida, ya que ambos no sólo se alimentaban de los animales que cazaban sino que además utilizaban la misma estrategia -la caza en forma cooperativa-, para la obtención del alimento. No obstante, debido a que los lobos también podían actuar como animales carroñeros, con el tiempo algunos se fueron acercando a los campamentos de sus competidores en busca de desperdicios alimenticios.

Este acercamiento sin duda tuvo consecuencias en la interacción entre los lobos y los seres humanos. Estas son:

* Algunos ejemplares de lobo fueron cazados por los humanos para su propio alimento.

* Posiblemente varios indefensos lobeznos -es decir, las crías de aquellos animales capturados para la alimentación- también hayan sido atrapados con la misma intención. Sin embargo, seguramente muchos de ellos no fueron sacrificados sino conservados para convivir con los niños, como compañeros de juego, durante su etapa de socialización. Esta situación implicó un amansamiento de esos animales.

* El ser humano, producto de su inteligencia, posiblemente en lugar de eliminar a todos los ejemplares de lobo que se acercaban al campamento comenzó a seguir a algunos de ellos en sus cacerías, utilizándolos como detectores de potenciales presas.

De estas tres circunstancias, la segunda fue con toda seguridad la que mayor relevancia e importancia tuvo en lo que respecta al proceso de domesticación, ya que debió ser el origen de¡ vínculo directo entre el hombre y el antecesor del perro. La interacción entre ambas especies durante la primera etapa de la vida produjo la socialización de los lobeznos con el ser humano y, por consiguiente, su amansamiento en estado adulto. Estos animales amansados eran morfológicamente indistinguibles de sus congéneres salvajes pero ya acompañaban al ser humano, su compañero adoptivo, en las cacerías.

Debido a que los lobos poseían una capacidad auditiva mucho mayor que los humanos, detectaban los peligros para el campamento mucho antes, por lo que seguramente empezaron también a ser utilizados como centinelas. A cambio de estos servicios estos animales comenzaron a recibir alimento, agua y otro tipo de cuidados. De esta forma la competencia entre ambas especies dio paso a la colaboración.

Este nuevo vínculo se estrechó aún más debido a que además de compartir la misma estrategia para la obtención de¡ alimento, hombres primitivos y lobos poseían otras características en común. Tanto unos como otros poseían estructuras sociales muy complejas y parecidas. Los humanos convivían en grupos y los lobos en manadas, donde cada individuo desempeñaba un rol específico. Ambas especies establecían un territorio al que defendían y ambas formaban un estrecho vínculo entre el macho y la hembra de tipo monogámico. En los dos casos los individuos jóvenes eran cuidados por todo el grupo, dentro del cual había una relación de parentesco. Finalmente, tanto en uno como en otro las formas de comunicación se basaban en expresiones faciales y posturas corporales.

De todo lo explicado se deduce que al comienzo del proceso de domesticación no existía un propósito concreto por parte del ser humano, por lo que los primeros pasos fueron relativamente muy simples. De hecho en un principio no hubo ningún tipo de selección ni apareamientos controlados por el hombre, por lo que muchos de los lobos amansados continuaron apareándose con sus congéneres salvajes.

Sin embargo, todo indica que el proceso se tornó mucho más complejo cuando comenzaron la crianza y los apareamientos en cautividad. A partir de ese momento surgieron las diferencias morfológicas entre estos animales y sus parientes salvajes. Por ejemplo, cualquier variación que apareciese en el color del manto producto de una mutación genética podía permitir identificar a un animal del otro; como consecuencia, esta característica era privilegiada y por lo tanto seleccionada. A partir de ese momento los animales comenzaron a ser mucho más dependientes de los humanos y se redujeron notablemente las posibilidades de apareamientos con animales salvajes.

Con el surgimiento de la agricultura, la protección de la propiedad cobró gran importancia y se empezaron a seleccionar a los individuos más aptos para cumplir con esa función. Esto marcó los comienzos de los planes de apareamiento destinados al desarrollo de las diferentes razas de perro. Probablemente eso sucedió en la antigua Grecia y en el Imperio Romano hasta su caída. Por ese entonces los perros debían cumplir ya diferentes funciones, lo cual explica la presencia de tres tipos diferentes de perros:

1. los perros pastores, de tamaño mediano;
2. los perros de guardia, de mayor tamaño;
3. los perros de caza, más pequeños y de patas cortas.

Más tarde en Europa, hacia fines de la Edad Media, comenzaron a crearse y desarrollarse diferentes razas de perro, aunque por ese entonces no existían más de una docena de razas distintas. Por supuesto en ese momento el apareamiento con animales salvajes era altamente indeseable e incluso el hombre ya los perseguía y los exterminaba.

Después de la Revolución Industrial se dejó de utilizar perros en las diferentes tareas que hasta ese momento venían desempeñando. A partir de entonces prosperaron las competencias protagonizadas por los perros llamados "de exposición". Estas competencias surgieron en el siglo XVIII y fueron reglamentadas en el XIX. Sólo a partir de este momento y debido a la gran variabilidad genética que poseía el perro, comenzaron a proliferar las más de cuatrocientas diferentes razas que hoy conocemos y que compiten en numerosas exposiciones.

Hace todavía menos tiempo apareció la categoría del perro de compañía, cuya principal función, tal como su nombre lo indica, es acompañar a los seres humanos a cambio de alimento, afecto y cuidados diversos. Esta nueva forma de relacionarse demuestra que aquel contrato de cooperación entre ambas especies todavía hoy permanece vigente.

Fuente: www.comportamientoanimal.com

Extracto del libro "Nuestro perro"
Autor: M.V. Claudio Gerzovich Lis
Comportamiento animal
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