La sordera en las mascotas Estructura del oido

 

Animales sordos
Estructura
y funcionamiento
del odio
en las mascotas

 

 

 

La sordera de perros y gatos

El oído y el olfato son, sin duda, los más útiles de los sentidos del perro. La audición constituye el sistema de alerta primario que permite la detección de situaciones potencialmente peligrosas, además de permitir la comunicación a distancia. Una gran parte de la información del mundo exterior llega a los perros bajo la forma de ondas sonoras, que son detectadas e interpretadas por órganos y sistemas sumamente especializados.

El oído del perro: estructura y funcionamiento


Estructura del oído del perro:
algunos conceptos básicos para comprender el mecanismo de la audición

El oído es un órgano par y, de forma muy esquemática, podemos considerarlo como un túnel excavado en el cráneo que permite la llegada de los sonidos hasta el cerebro. En este camino se interponen estructuras complejas que modifican la información sonora para que pueda ser entendida e interpretada por el sistema nervioso.

El oído de las mascotas está compuesto de 3 partes que se ubican en planos sucesivamente más profundos: el oído externo, el oído medio y el oído interno.

El oído externo está compuesto por una porción visible desde la superficie externa (la oreja) y el conducto auditivo, que conduce hasta la membrana timpánica.

El oído medio es una pequeña cavidad excavada en el cráneo. Se encuentra separada del oído externo por la membrana timpánica, y se comunica con la siguiente porción (el oído interno) por medio de 2 aberturas denominadas ventanas vestibular (oval) y ventana coclear (redonda). En el oído medio se ubican 3 pequeños huesos (martillo, yunque y estribo) articulados entre sí formando una cadena que conecta la membrana timpánica con la ventana vestibular. Un conjunto de ligamentos y músculos sujetan los huesecillos entre sí y a las estructuras circundantes. Su función consiste en tensar la membrana timpánica y la cadena ósea como una medida de protección ante la vibración excesiva provocada por sonidos intensos.

La cavidad del oído medio, además de los huesecillos mencionados, contiene nervios y una estructura llamada tuba auditiva, que la conecta con la porción nasal de la faringe. En su parte más ventral la cavidad está muy expandida formando las ampollas timpánicas, visibles desde la superficie externa del cráneo.

El oído interno consiste en un complejo sistema de conductos y cavidades llenas de líquido (llamado laberinto membranoso) alojadas en un molde óseo (denominado laberinto óseo). Este sistema, sumamente intrincado y de tamaño diminuto, se encuentra también en el interior del cráneo.

El laberinto membranoso es un sistema cerrado de delicados conductos y cavidades membranosas. Existen 2 regiones en este laberinto, que se corresponden con las 2 funciones del oído interno: la audición y el equilibrio. Los estímulos mecánicos provenientes del exterior se introducen en el laberinto membranoso a través de la ventana vestibular, sitio compartido por ambas porciones. La disposición general del laberinto membranoso consiste en una región sacular dilatada y uno o más conductos: el utrículo y los conductos semicirculares están asociados al equilibrio, mientras que el sáculo y el conducto coclear se relacionan con la audición. Todas las porciones del laberinto membranoso están llenas de un líquido denominado endolinfa.

El laberinto membranoso está encerrado y protegido por una cámara ósea llamada laberinto óseo. Este laberinto es apenas más grande que el membranoso y rodea su contorno ajustadamente. Los canales semicirculares y la cóclea envuelven a los conductos semicirculares y al conducto coclear, respectivamente; mientras que una tercera porción, el vestíbulo, encierra al utrículo y al sáculo. Entre la superficie externa del laberinto membranoso y la superficie interna del laberinto óseo hay también una pequeña cantidad de líquido, denominado perilinfa.

La cóclea ósea posee un centro con forma de pirámide, alrededor del cual se dispone un canal espiralado que termina de manera ciega en su vértice, llamado canal espiral de la cóclea; es una excavación muy similar al interior del caparazón de un caracol. Encierra, como ya dijimos, al conducto coclear, que está íntimamente asociado a la audición. El conducto coclear es un tubo membranoso que al corte presenta forma triangular, y posee una base (la membrana basilar) y un techo (la membrana vestibular), que lo separa de la cavidad de la cóclea ósea. Apoyado sobre la pared interna de la membrana basilar, en el interior del conducto coclear, se encuentra una región extremadamente especializada formada por una serie de células ciliadas sobre las que se extiende una delicada lámina llamada membrana tectoria. Este conjunto de estructuras se denomina órgano espiral u órgano de Corti, y es el que transforma la energía mecánica de las ondas sonoras en energía eléctrica, el único idioma que comprende el sistema nervioso. Este órgano es semejante a una membrana larga y delgada que recorre en forma enrollada toda la longitud de la cóclea. De poderla estirar observaríamos que mide unos 3,5 cm y es más ancha en la parte más cercana al oído externo, estrechándose hacia la punta opuesta.

Agradecemos la colaboración para la publicación de este articulo a:

Dr. Fernando Carlos Pellegrino - Neurologia Veterinaria

 



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