Vacuna contra Leishmaniosis canina – CaniLeish de Virbac

El Laboratorio Virbac de Argentina anuncia un nuevo lanzamiento: CaniLeish primer vacuna en Europa y Argentina contra la Leishmaniosis canina. La Leishmaniosis canina es una enfermedad muy grave de manifestación muy lenta en el tiempo, y si NO se trata generalmente termina con la vida del perro. Ahora bien, este enfermo crónico es un portador del parasito que vehiculizado por un pequeño mosquito (Flebótomo) (mosca de la arena) se transmitirá a otro perro o bien al ser humano. El perro enfermo, necesitará un estricto seguimiento de por vida para controlar los síntomas y ofrecer al animal la mejor calidad de vida posible.

El parásito que causa esta grave afección es la Leishmania Infantum. La Leishmania es un protozoo microscópico que necesita viajar a través de una pequeña mosca llamada flebótomo que ejerce como transmisor de la enfermedad. Por lo tanto, la infección ocurre por la picadura de un Flebótomo portador de Leishmania. El riesgo de contraer la enfermedad aumenta en función de condiciones geográficas y climáticas. La amenaza de una picadura de Flebótomo es más alta en el aire libre, en las zonas con más humedad y materia orgánica, y durante los meses más cálidos del año (cuando la temperatura sobrepasa los 15 grados). El peligro también se multiplica con el ocaso, ya que es durante las horas de menos luz cuando el insecto busca alimento.


La leishmaniosis es una enfermedad que existe en todo el mundo y es endémica en el norte de nuestro país – Argentina.
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La Argentina tiene una zona endémica que abarca la provincia de Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa. Se han encontrado hacia el sur de la zona problema, casos autóctonos de Leishmaniosis canina en Concordia - Entre Ríos y algunos casos en Gualeguaychú a 180 km de Buenos Aires. Hacia el oeste se describen casos en algunas zonas de Santiago del Estero.

Animales enfermos de Leishmaniosis encontramos en Buenos Aires y en todo el país, pero todos ellos son animales que han viajado a la zona afectada o bien son animales procedentes de países con Leishmaniosis como Paraguay, Brasil, Portugal, que traen del Brasil. En el país hermano de Paraguay como de Brasil hay Leishmaniosis desde más de 50 años y la enfermedad ocupa casi todo el territorio del país más extenso de Latinoamérica, desde el turístico Nordeste hasta la frontera con Uruguay y Argentina.

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Síntomas de Leishmaniosis en caninos

Los síntomas de esta enfermedad son muy variados y difieren en cada animal. Los más identificables son la aparición de zonas con pérdida de pelo, la descamación o la aparición de nódulos en la piel, así como un crecimiento anormal de las uñas; formación de úlceras en el borde de las orejas, entre los dedos o en la parte blanda de las patas; aparición de sangre en orina o mucosas nasales; conjuntivitis, diarrea…

A las lesiones cutáneas y oculares, hemorragias y trastornos digestivos se le añaden otros trastornos como la inflamación de los ganglios, anemia, insuficiencia renal, inflamación del hígado o el bazo, fiebre, atrofia muscular, artritis, vasculitis, adelgazamiento, fatiga y abatimiento, etc.

Mientras algunos perros desarrollan los síntomas de la infección, otros la cursarán de forma asintomática, pudiendo llegar a permanecer clínicamente sanos durante meses o años. El riesgo de padecer Leishmaniosis es el mismo para perros macho que para hembras, pero algunas razas tales como el Bóxer, Cocker Spaniel, Rottweiler y Pastor alemán parecen ser más susceptibles que la media. Otros factores que juegan un papel relevante a la hora de determinar una mayor o menor resistencia a la enfermedad son la genética, la edad y el estado inmunológico (que contempla a su vez variables como la alimentación, el estrés o el padecimiento de otras enfermedades), así como la circunstancia de si el perro está, o no, vacunado contra la enfermedad.

Entonces, ¿qué hace que unos perros enfermen y otros no? La respuesta a esta pregunta se halla en el tipo de respuesta inmune que desarrolle el animal.


La respuesta inmune contra la Leishmaniosis:

El sistema de defensas del perro puede reaccionar de dos formas cuando detecta la presencia del parásito de la Leishmania en el organismo. O bien producirá una gran cantidad de anticuerpos, o bien células inmunitarias. En el primer caso, una producción anormal de anticuerpos no solo no ejerce un efecto protector frente a la amenaza, sino que acaba por resultar contraproducente, al favorecer la progresión de la misma patología. Por el contrario, una respuesta inmune del tipo celular conllevará al control eficaz del parásito, hecho que explica el fenómeno de la resistencia de algunos perros a la enfermedad.

Por ejemplo, en un área endémica como la mediterránea donde el 60 - 70% de los perros están infectados, es decir, ha estado en contacto con el parásito, solo el 20% del total de perros presentará anticuerpos. Pero aun así, solo un 10% aproximadamente del total de la población canina acabará desarrollando la enfermedad.

Solo aquellos animales cuyo sistema inmunitario en un momento dado establece una respuesta inadecuada (elevada producción de anticuerpos) desarrollan la patología. El resto, aunque estén igualmente infectados, podrían llegar a convivir toda su vida con el parásito sin que este les ocasione problemas. 


La leishmaniosis en los seres humanos

La Leishmaniosis, puede afectar al hombre y representa un grave problema en países como Brasil o la India. En el primer mundo, por el contrario, es poco frecuente en el ser humano y se controla mucho mejor que en el perro. Sin embargo, cada año se diagnostican casos, sobre todo en personas inmunodeprimidas (enfermos de SIDA, trasplantados, pacientes oncológicos, bebés…) que son más sensibles a la enfermedad. La leishmaniosis también es, por tanto, un asunto de salud pública. 


El diagnóstico de la Leishmaniosis:

Debido a la elevada prevalencia de la leishmaniosis, es de vital importancia realizar un diagnóstico precoz con el fin de determinar si el perro padece la enfermedad. De esta forma, se podrá proceder a la prevención en el caso de que el resultado sea negativo, o al tratamiento, si por el contrario, el diagnóstico es positivo. Dado que la enfermedad se desarrolla por una respuesta inadecuada del sistema inmunológico del animal, el cual produce cantidades anormales de anticuerpos, la parte fundamental del diagnóstico de la leishmaniosis, además de la valoración clínica del perro, debe contemplar la detección y cuantificación de estos anticuerpos.


Test rápidos para realizar en la clínica:

El primer examen serológico que debe realizarse es el test rápido por inmunocromatografía que se realizan en la clínica veterinaria. Solo indican POSITIVO o NEGATIVO sin medir la cantidad de anticuerpos, pero al proporcionar resultados inmediatos y ser altamente sensibles, son útiles como prueba preliminar. Un resultado NEGATIVO a un test rápido en un animal sin síntomas indicaría, con alta probabilidad, que el perro está sano. Un resultado POSITIVO, por el contrario, necesitaría otra prueba adicional (cuantitativa) para precisar si la cantidad de anticuerpos es lo bastante elevada como para considerarlo enfermo. 

Pruebas serológicas: Test cuantitativos (IFI, ELISA) para el diagnóstico de Leishmaniosis

Si consideramos la leishmaniosis como un proceso inmunológico, la medición de los anticuerpos se postula como un método imprescindible para la detección de la enfermedad y de su gravedad.

El Test IFI (inmunofluorescencia indirecta) es la técnica más utilizada y recomendada por todos los grupos de expertos internacionales. Se basa, no solamente en detectar la presencia de anticuerpos, sino sobre todo, en cuantificarlos. La medición funciona como aseveración de la patología cuando sobrepasa la línea de corte fijada por cada laboratorio (número mínimo de anticuerpos para considerar enfermo al animal) y es ratificada por unos parámetros establecidos por los especialistas. En titulaciones bajas, es decir, muy próximas a la línea de corte, es necesario ver la evolución de los anticuerpos en el tiempo. La revelación de posibles variaciones, junto con la advertencia o inadvertencia de síntomas y el resultado de analíticas generales confirmarían el diagnóstico final.

El Test de ELISA es otra técnica cuantitativa muy útil que también permite medir la cantidad de anticuerpos.

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Prevención de la Leishmaniosis:

Hay dos formas de evitar el desarrollo de la leishmaniosis en el animal. Por un lado, evitar el contacto con los flebótomos infectados (portadores de la Leishmania) y por el otro, actuar sobre el parásito.

Para los perros que viven en zonas endémicas, es muy complicado aislarlos todo el tiempo del contacto con estos insectos parecidos a mosquitos.

Prácticas rutinarias como alojar el animal en el interior de la casa durante el periodo de actividad de los flebótomos (desde el atardecer al amanecer), reducir las emisiones de luz (como los mosquitos, se sienten atraídos por la incandescencia) y poner atención en puertas y ventanas, vigilando no dejarlas abiertas por mucho tiempo, son soluciones domésticas que le ampararan de una posible picadura. El uso de mosquiteras, ventiladores e insecticidas ambientales también es muy recomendable para reforzar la protección dentro del hogar. Insecticidas y repelentes aplicados al perro 

Dada la dificultad de llevar a la práctica las indicaciones de protección arriba mencionadas, existen en el mercado veterinario, productos específicos para reducir el número de picaduras de los flebótomos. Los insecticidas o los repelentes sobre el perro (collares o pipetas...) tienen como primer objetivo disminuir el riesgo de infección de un perro sano, pero también, reducir el riesgo de transmisión de la leishmaniosis a otros perros y especies, así como controlar la re-infestación con nuevos parásitos.

Cabe resaltar que si bien los insecticidas y repelentes aplicados directamente sobre el perro disminuyen el número de picaduras, no las previenen al cien por cien, por lo que el peligro de infección de leishmaniosis, aunque aminorado, sigue existiendo.


La vacunación contra la Leishmaniosis canina

La vacunación es la única medida preventiva que actúa sobre la Leishmania y no sobre el flebótomo, es decir, que limita el desarrollo de la enfermedad una vez el parásito se ha introducido en el organismo del perro.

Mientras los insecticidas y repelentes tópicos reducen las picaduras, la vacunación protege al animal aunque haya sufrido la picadura de un flebótomo infectado.

Siendo como es Argentina, una zona de alta prevalencia, la mayoría de los animales acaban entrando en contacto con la Leishmania, incluso aquellos que se protegen regularme con repelentes de insectos. Es por ello que combinar la vacunación con los insecticidas adecuados, se postula como el método más efectivo para proteger al perro contra la enfermedad.

Durante 20 años, los científicos han estado investigando y trabajando con tecnologías de vanguardia para proteger a los perros frente a este parásito mortal. La vacuna contra la leishmaniosis canina es el resultado de este esfuerzo de innovación. Se lanzó al mercado en el 2011 en Europa y llegó a España apenas un año después. 

Desde enero de 2012 hasta hoy, se han administrado más dos millones y medio de dosis. Fuente: Virbac, S.A. La vacuna contra la leishmaniosis canina solo está indicada cuando el perro está sano, es decir, cuando hay la certeza de que no padece ya la enfermedad. Así pues, resulta imperativo realizar antes un test diagnóstico rápido para determinarlo.

Si la prueba arroja un resultado NEGATIVO, se podrá proceder a la vacunación. En caso contrario, el veterinario deberá confirmar o descartar el diagnóstico con otras pruebas más completas


¿Cómo funciona la vacuna contra la Leishmaniosis canina?

La vacuna enseña al sistema inmune del perro a defenderse correctamente del parásito de la Leishmania (es decir, estimulando la producción de células inmunitarias y no de anticuerpos), reduciendo drásticamente el riesgo de que el perro desarrolle la enfermedad cuando sufra una infección “real”. Como todas las vacunas, incluye componentes del propio parásito para que la respuesta inmune estimulada sea específica contra la Leishmania. En el caso de este tipo de vacunas, los componentes empleados son proteínas aisladas y NO el parásito completo, de forma que en ningún caso la vacuna puede provocar la enfermedad. Son necesarias tres dosis el primer año de vacunación, así como una inyección anual de recuerdo los próximos años.

Solo se podrán vacunar aquellos perros que presenten un buen estado de salud general. El animal no solo deberá pasar el test de diagnóstico de la leishmaniosis, sino hallarse libre de otros parásitos, ya que una alta carga parasitaria alteraría la respuesta de su sistema inmune. 

La primo vacunación podrá aplicarse al perro a partir de los (6) seis meses de vida, quedando excluidas de vacunación las hembras que se encuentren en gestación.

Como otras vacunas, la vacuna contra la leishmaniosis puede producir en algunos casos reacciones adversas, tales como fiebre, malestar, inflamación en el punto de inyección, bajadas de tensión o problemas digestivos. En algunos casos, estas reacciones podrán aparecer de forma más intensa que con las vacunas convencionales, por lo que será recomendable acudir al veterinario para minimizar las molestias.

En general, la eficacia de las vacunas contra parásitos no es tan elevada como la de algunas vacunas contra virus. Si bien es cierto que la vacunación contra la Leishmania proporciona unos niveles de protección muy elevados, es fundamental apoyar este método con las demás medidas de prevención orientadas a reducir el contacto con los flebótomos.

Teniendo en cuenta que la Leishmaniosis es, hoy por hoy, una enfermedad incurable y con alta afectación, es imperativo combatirla con todos los instrumentos de que disponemos. Cuantas más medidas se adopten para reducir el riesgo de infección y frenar el desarrollo de la enfermedad, más se reducirá el contagio y la propagación, pudiendo llegar a controlar el alcance cuantitativo y cualitativo de la misma.

Es necesario que toda la sociedad y en especial las personas al cuidado de perros, tomen conciencia de la gravedad del problema y actúen para solucionarlo. Las buenas prácticas diarias sumadas a los avances científicos son armas muy potentes con las que podemos proteger a nuestras mascotas de una enfermedad dolorosa, y muchas veces, mortal.

En nuestras manos está la victoria de cada pequeña batalla librada contra la leishmaniosis.

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Canileish – Vacuna inyectable para caninos

Especies: Perros - Prevención protección frente a la Leishmaniosis canina

Liofilizado y disolvente para suspensión inyectable para perros 

Composición de Canileish por dosis: Proteínas Secretadas y Excretadas (PSE) por Leishmania Infantum mínimo 100 μg. Extracto purificado de Quillaja saponaria (QA-21): 60 μg

Indicaciones: Inmunización activa de perros negativos a Leishmania a partir de los 6 meses, para reducir el riesgo de desarrollar una infección activa y la enfermedad clínica después del contacto con Leishmania Infantum. 

Posología y modo de empleo: Una dosis/perro vía subcutánea. Se recomienda realizar un test de diagnóstico rápido de Leishmania antes de la vacunación.

Primovacunación:1ra. dosis a los 6 meses, 2ª dosis 3 semanas más tarde, y 3ª dosis 3 semanas después.

Inicio de la inmunidad: 4 semanas después de la primo vacunación. Revacunación anual. 

Contraindicaciones: Hipersensibilidad a la sustancia activa, al adyuvante o a algún excipiente.

Reacciones adversas - Frecuentes: reacciones locales transitorias y moderadas como inflamación, nódulo, dolor a la palpación o eritema que se resuelven espontáneamente en 2 a 15 días. Hipertermia, apatía y trastornos digestivos durante 1 a 6 días. Raras - Poco frecuentes: anorexia y emesis. Alergias. Muy raras: necrosis o vasculitis en el punto de inoculación. Reacciones de hipersensibilidad seria que pueden ser fatales; en ese caso, implementar tratamiento sintomático y mantener monitorización hasta resolver los síntomas.

Observaciones: Después de vacunar pueden aparecer anticuerpos transitorios frente a Leishmania. Vacunar solo animales sanos y desparasitados. La vacunación no excluye otras medidas para reducir la exposición a flebótomos. En caso de auto inyección accidental, consulte con un médico. No ha quedado demostrada la seguridad durante la gestación ni la lactancia. Los datos de eficacia han demostrado que los perros vacunados tienen 3,6 veces menos riesgo de desarrollar una infección activa y 4 veces menos riesgo de desarrollar la enfermedad clínica que los perros no vacunados. 

Conservación: Mantener refrigerado (2ºC - 8ºC) - Proteger de la luz. 

Presentaciones: Cajas con 15 o con 3 dosis. 

Agradecemos la colaboración para la publicación de este artículo al Dr. Fernando Doti – Director Técnico del Laboratorio Ruminal – Virbac Argentina - Tel: +54 - 11 - 4730 - 1750 - Bernardo de Irigoyen 683/687 - (1602) Florida - Buenos Aires -+ Argentina

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