Por que los perros identifican mejor sus nombres que los gatos

Si tienes perros y gatos como mascotas, estoy seguro que identificas la diferencia cuando los llamas por su nombre. Si tu perro no está enfocado en algo más interesante (como comer), es probable que responda casi de inmediato cuando escuche su nombre porque podría haber comida, un bocadillo, una caminata, una sesión de caricias o algo similar de por medio.

Sin embargo, cuando dices el nombre de tu gato, es probable que obtengas una respuesta muy diferente o ninguna respuesta. Quizás te preguntes si tu gato no reconoce su nombre o si solo te está ignorando.

Los gatos prefieren interactuar bajo sus propios términos

No hace mucho, un equipo de científicos universitarios de Tokio decidió estudiar la capacidad de los gatos para comprender las voces humanas como lo hacen los perros, los loros, los simios y los delfines. Sin embargo, en comparación con dichas especies muy sociales, "los gatos no son tan sociales", según el autor principal del estudio, Atsuko Saito, Ph.D., psicólogo de la Universidad Sophia de Tokio. "Los gatos interactúan con nosotros cuando quieren".

Resulta curioso que aprender más sobre los gatos, como si reconocen su nombre, puede ayudar a los investigadores a comprender mejor cómo los humanos se volvieron sociales. De acuerdo con ScienceDaily:

"Tanto los humanos como los gatos han evolucionado a través del proceso de auto-domesticación, donde la población recompensa ciertos rasgos que se vuelven cada vez más comunes en las generaciones futuras".

Las investigaciones anteriores con gatos han revelado que pueden identificar los gestos humanos para encontrar alimentos ocultos, reconocer la voz de los humanos y pedir comida cuando una persona los observa y dice su nombre. De acuerdo con Saito, estos tres comportamientos sugieren que los gatos pueden identificar su nombre.

Es probable que los gatos identifiquen su nombre, incluso si no responden

El estudio japonés, publicado en la revista Scientific Reports, involucró a 77 gatos que vivían en hogares y en cafés para gatos (tiendas de té o café donde los clientes pueden interactuar con los gatos que viven allí) y cuatro experimentos separados realizados durante un período de tres años. Los gatos tenían entre 6 meses y 17 años, de ambos sexos y de razas mixtas, en su mayoría castrados, y todos, menos uno, vivían dentro de casa.

Los investigadores grabaron sus propias voces y las de los dueños diciendo cinco palabras: las primeras cuatro eran palabras que sonaban similares al nombre y la quinta era el nombre real. El equipo también evaluó si los gatos podían distinguir entre sus propios nombres y los de otros gatos con los que vivían.

El comportamiento que los investigadores buscaban en los gatos para indicar que reconocían sus nombres no se observó al escuchar las primeras cuatro palabras. No se observó un movimiento de cabeza u oídos al escuchar sus propios nombres.

Los investigadores notaron que los gatos que tenían respuestas débiles a palabras similares o a los nombres de otros gatos eran más propensos a mostrar una respuesta fuerte a sus propios nombres, incluso cuando los pronunciaba una persona que no era su dueño.

En comparación con los gatos de las cafeterías, los gatos domesticados demostraron una mayor probabilidad de distinguir entre sus propios nombres y los nombres de los otros gatos; mientras que los gatos de las cafeterías casi siempre reaccionaban a sus propios nombres y a los de los otros gatos. Dado que los nombres de los gatos de cafeterías a menudo son llamados al mismo tiempo, los investigadores especularon que puede ser más difícil para ellos relacionarse con sus propios nombres en dichos entornos.

Según Saito, los gatos que no respondieron a sus nombres aún tienen la capacidad de reconocerlos.

"La falta de respuesta puede deberse a su bajo nivel de motivación para interactuar con los humanos, o su sensación en el momento del experimento", explicó.

El consejo de Saito para las personas que desean comunicarse mejor con sus mascotas es "interactúa con tu gato cuando quiera interactuar contigo".

Los perros son sociales, mientras que los gatos son independientes y semi-domesticados

Saito señala que, a diferencia de los gatos, los perros "nacen para responder a sus nombres". Esto se debe a que los humanos criaron perros para que sean obedientes y receptivos en sus interacciones con nosotros. Por otro lado, los gatos son semi-domesticados. Se encuentran unos 20 000 años detrás de la curva de domesticación en comparación con los perros.

Los perros también tienen otras ventajas en este ámbito. Son una especie social, mientras que los felinos son independientes ya que prefieren pasar gran parte de su tiempo solos. Además, una de las primeras cosas que se les enseña a los perros es su nombre, mientras que entrenar y socializar a los perros es más fácil porque, a diferencia de la mayoría de los gatos, son motivados por los premios.

No fue hace mucho tiempo que la mayoría de los gatos pasaban la mayor parte del tiempo al aire libre. Ahora que cada vez más miembros de la familia felina viven en interiores y pasan sus días en contacto cercano con las personas, es posible que su capacidad de interpretar y responder a nuestras señales verbales y físicas continúe evolucionando.

"La evolución social es un proceso continuo", explica Saito.

Es importante recordar que cuando llamas a tu gato por su nombre y no recibes ninguna respuesta, no te equivoques, sí te escucho y prefiere no hacerte caso. Pero te buscará, como siempre lo hace, bajo sus propios términos, ¡no en los tuyos!



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