Necesidades comportamentales y educación del cachorro

En este capítulo desarrollo una guía con pautas para la introducción, crianza y educación del cachorro, para respetar sus necesidades emocionales y comportamentales y asegurar su bienestar    

Para considerar que un animal tiene bienestar, solemos hacer referencia a que se satisfagan sus necesidades físicas, fisiológicas, emocionales y comportamentales. Fundamentalmente, debe poder ser capaz de expresar los patrones de comportamiento que son naturales y normales para su especie, y desarrollar un vínculo apropiado con el entorno físico y social que lo rodea. 

INTRODUCCIÓN DE UN CACHORRO EN LA CASA

Un concepto clave a recalcar es que la edad óptima de separación materno-filial y, por lo tanto, de adopción o adquisición de un cachorro es entre las 7 y las 8 semanas de vida. Los cachorros que son separados más tempranamente carecen de ciertos aprendizajes que su madre les imparte a partir de las 5 semanas de vida relacionados con los autocontroles, especialmente el control de la fuerza de mordida, los rituales de especie y las reglas sociales. Muchos cachorros separados de su madre antes de las 8 semanas de vida presentan problemas de comportamiento relacionados con la falta de autocontroles y de adquisición a los rituales de especie. 

Que los animales alegran el hogar no hay ninguna duda, especialmente los más jóvenes. La etapa de cachorro es una fase de muchos descubrimientos, con motivación por explorar todos los aspectos de su nuevo entorno. El tutor debe preparar la casa para recibir al cachorro, cuidando que pueda husmear sin lastimarse a sí mismo ni a los demás, y sin romper objetos. Esto significa ocultar cualquier sustancia potencialmente tóxica (medicamentos, plantas tóxicas, cables eléctricos, productos de limpieza, y ciertos alimentos como el chocolate, que pueden enfermar a los animales). También es importante asegurarse de que los objetos del tutor, como zapatos o ropa no se ofrezcan como juguetes, incluso si ya estaban viejos o rotos.

Además, en los primeros días de llegado animal al hogar, conviene mantener las puertas y ventanas cerradas si no tienen red o rejas, y limitar el acceso a balcón o terraza sólo bajo supervisión y con elementos de control (collar o pretal y correa). Los perros son naturalmente curiosos y necesitan explorar sus alrededores, y si no se toman estas precauciones, pueden existir consecuencias peligrosas.

Quien tenga jardín o un área al aire libre en la vivienda, deberá revisa que tanto los muros o rejas como las puertas sean lo suficientemente fuertes y altos, evitando que el animal escape. 

Especialmente en este período de adaptación, es necesario imponer límites para que la mascota sepa lo que puede y no puede hacer, además de enseñar las "reglas" de convivencia (lugar para la eliminación, lugar y momento para comida y descanso, tiempo para jugar, caminatas, etc.). Ver sección de Educación a continuación  

Las siguientes pautas pueden ayudar al tutor a mejorar el vínculo con el nuevo cachorro, y lograr que el mismo se adapte sin problemas al nuevo ambiente: 

1) Si el cachorro tiene menos de tres meses en el momento de la adopción: 

- Ayudar al “apego” con una persona de la familia, por ejemplo, colocar una prenda con su olor en el lugar donde duerme.

- Favorecer el autocontrol: detener el juego, ignorar la excitación, sancionar el mordisqueo.

- A los 4 meses, comenzar el “desapego”: alejar el lugar donde duerme, rechazar o ignorar sus demandas, eliminar el objeto que huele a la persona de apego.

- Favorecer los contactos con otros perros adultos.

2) Si el cachorro es adoptado cuando tiene más de tres meses:

- Empezar de inmediato el desapego: toda la familia (y no un sólo miembro) debe ocuparse del cachorro. 

- Comenzar cuanto antes los paseos y contactos con diversidad de ambientes y estímulos inanimados

- Asegurar contactos controlados y supervisados con animales de la misma y de otras especies

3) Si ya hay otros animales en casa

Intentar presentar al nuevo integrante gradualmente, con elementos de control de ambos animales y siempre bajo supervisión, hasta que todos estén familiarizados. 

Si hay otros para los perros: proporcionar lugares de alimentación separados. Las comidas, en particular, pueden generar conflictos al principio, y deben administrarse respetando el orden natural entre los perros. 

En el caso de haber gatos en la casa, debe asegurarse que éstos tengan zonas de aislamiento y refugio (especialmente alturas y escondites) donde el cachorro no pueda ingresar ni molestarlos. Así como resguardar el comedero de los gatos (colocarlo en altura) y la bandeja sanitaria (cerrada o en lugar inaccesible) para evitar que el cachorro se coma la comida del gato o ingiera su materia fecal. 

Si los perros o gatos residentes tienen antecedentes de agresión o miedo, es importante consulta al veterinario especializado en comportamiento cómo debe hacerse esta presentación. 

4) Si hay niños pequeños en el hogar 

Es importante ayudarlos a comprender que la nueva mascota no es un juguete, sino un ser vivo y que nunca debe abordarse de manera abrupta, especialmente cuando está dormido o descansando. Todas las interacciones entre niños menores de 6 años y mascotas deben ser supervisadas por un adulto. No a todos los perros les gusta o toleran los contactos estrechos como abrazos o besos, y pueden reaccionar agresivamente si se han visto forzados a recibir estos contactos. Siempre es recomendable llamar al perro y hacerlo sentar antes de acariciarlo, y no se deben forzar los contactos. 

LA CRIANZA ADECUADA Y EDUCACIÓN DEL CACHORRO

Para criar en forma adecuada a un cachorro, es importante tener en cuenta cuáles son sus necesidades comportamentales, sociales y territoriales, para asegurar su bienestar, lograr una buena convivencia y prevenir problemas futuros. 

El canino doméstico es una especie gregaria, esto quiere decir que necesita, desde el punto de vista emocional y comportamental, vivir en grupo. Durante el proceso de evolución de la especie canina, se ha adaptado a la convivencia estrecha con seres humanos, tomándolos como parte de su grupo social. Para que esta convivencia sea apropiada, sin conflictos, es importante que exista una correcta organización social, con una comunicación clara y sin ambigüedades. Por este motivo se habla de “jerarquización” como parte de la educación de los caninos domésticos, que busca evitar la presentación de conflictos de tipo competitivo entre miembros del grupo. Si no se produce una apropiada jerarquización de los perros púberes / adolescentes (dándoles el lugar que les corresponde dentro del grupo familiar, que debería ser el de menor jerarquía), los perros que reciben prerrogativas y privilegios de individuos “dominantes”, podrán establecer un conflicto jerárquico y entrar en competencia con sus propietarios. 

El conflicto se produce cuando aparecen mensajes contradictorios: por ejemplo, se le exige obediencia y ciertas reglas que implicarían una menor jerarquía (como hacerlo bajarse del sillón o de la cama), pero por otro lado se toleran actitudes que muestran un lugar preponderante en la dinámica del grupo (como darle de comer junto con los miembrois del grupo o permitirle dormir en la cama).  Esta ambigüedad predispone a la aparición de actitudes agresivas de tipo competitiva. (ante recursos de mucha importancia para el perro). 

Para establecer una correcta jerarquización deberán tenerse en cuenta los recursos que para el canino tienen importancia jerárquica, que son: la alimentación, el sitio de descanso, el control de los espacios, el control de las interacciones y la exhibición del comportamiento sexual. 

A continuación,se desarrollan los puntos claves a tener en cuenta como guía para una adecuada crianza y educación de un cachorro, teniendo en cuenta sus necesidades:

1) HÁBITOS DE ALIMENTACIÓN

Independientemente del tipo de alimento que se le administre (dieta casera o alimento balanceado comercial), es importante habituar al cachorro a un lugar y un momento específicos para obtener su alimento.

 - Lugar: debe estar alejado del sitio permitido para la eliminación (micción y defecación. Idealmente no debería compartir el mismo ambiente en el que realizan las comidas sus propietarios, o al menos no en forma simultánea con ellos.

- Momento: las distintas raciones diarias deberán administrarse siempre después de que sus propietarios han terminado de comer (es el cachorro el que debe esperar, y no el primero que recibe la comida).

Extras y premios: se le pueden ofrecer como recompensa ante una acción correcta (entrenamiento de obediencia con reforzamiento positivo, ver sección correspondiente) y deben constar de una muy pequeña porción de alimento permitido: su propio alimento balanceado, galletas u otras “golosinas” para perros, queso magro, manzana, etc. Aprovechar para enseñarle, a través de estos premios, a eliminar en el lugar adecuado, a sentarse, etc. Para ello, ofrecerle el premio si ha hecho lo que se le ha pedido o enseñado, mientras se lo felicita (“muy bien”, “buen perro”) con voz suave y se le acaricia la cabeza.

Si se desea administrarle al animal parte de la comida de los propietarios, para “consentirlo” o “mimarlo”, nunca debe ser ofrecida desde la mesa donde están comiendo las personas, ni cuando están cocinando o preparando los alimentos para servirlos. En cambio, agregarla a la ración del animal o colocarla en su comedero.

2) HÁBITOS DE ELIMINACIÓN O EVACUACIÓN DE EXCRETAS 

Dentro de la casa (entre las 6 semanas y los 3 meses de edad aprox.)

Entre la llegada del cachorro y el momento en que éste puede salir a pasear a la calle, transcurre un período de entre 1,5 y 2 meses (según el plan de vacunación y las particularidades epidemiológicas de su contexto). Durante este período se debe educar al cachorro para que orine y defeque en un único sitio dentro de la casa (elegido por el propietario). 

1) Elegir un sitio “permitido” de fácil limpieza y de acceso libre para el animal (por ej. cocina, lavadero, baño, etc.). Si en ese mismo ambiente se encuentra el comedero y bebedero y/o el sitio de descanso (cucha, manta, etc.), procurar que el lugar elegido para la eliminación esté alejado del lugar de alimentación y descanso (por ej. en el rincón opuesto).

2) Colocar un sustrato de fácil limpieza en la zona que se desea que sea utilizada por el cachorro para orinar y defecar (como papeles de diario o trapos viejos).

3) Llevar a ese sitio al cachorro en los momentos en que es previsible que orine y/o defeque: a la mañana temprano al despertar, después de comer (aprox. 20 minutos luego de una ración contundente) o tomar mucha agua, después de una actividad física intensa (pasear, jugar, correr, saltar), y a la noche antes de irse a dormir.

4) Si se observa que el cachorro está buscando un lugar para evacuar (conducta de olfateo, giro en el lugar, postura típica de eliminación), llevarlo de inmediato al sitio permitido.

5) Reforzamiento positivo: premiar al cachorro con un bocado, palabras de felicitación y caricias,si se lo encuentra orinando o defecando en el lugar adecuado. Esto solo debe hacerse si se lo encuentra en el momento preciso en que está evacuando o apenas unos segundos después. No premiarlo si ya han pasado varios minutos, porque no podrá asociar el premio con el acto premiado.

6) Reto: utilizar un regaño verbal solamente si se lo encuentra en el momento preciso en que está orinando o defecando en un lugar inadecuado. No si se lo descubre cuando ya sucedió. En este último caso, ignorarlo ya que, si han pasado unos minutos del hecho, no podrá asociar el castigo con la conducta castigada. Para retarlo, jamás utilizar un castigo físico, no golpearlo ni asustarlo con ruidos fuertes u objetos contundentes; por el contrario, utilizar exclusivamente el regaño verbal, con una palabra corta (“¡No!”), pronunciada con voz firme y fuerte (alzando el tono de voz, pero sin gritar), con intención de enojo (postura, actitud corporal y gestos de enojo). 

7) Limpiar las deposiciones en ausencia de la vista del cachorro (encerrarlo en otra habitación o mantenerlo alejado del sitio a limpiar). Esto es importante para no reforzar la conducta de juego que el cachorro suele adoptar ante los elementos y artículos de limpieza, y los movimientos de los mismos al efectuar el aseo.  Aprovechar para absorber con papel de diario o trapos viejos la orina, y llevarlos al sitio permitido, para generar un estímulo olfativo.Limpiar el área ensuciada con productos desinfectantes (como lavandina o detergentes) o con alcohol. No utilizar productos de limpieza que contengan amoníaco. Se pueden utilizar productos de limpieza perfumados o desodorantes (o incluso los llamados “repelentes”) para quitar el estímulo olfativo, siempre y cuando éstos no sean tóxicos o irritantes.

Fuera de la casa (para cachorros de alrededor de 3 meses de edad, en función de su plan de vacunas, a partir del momento en que puede salir a la calle)

Como el cachorro ya ha aprendido a orinar y defecar dentro de la casa, habrá que enseñarle nuevos hábitos y el cachorro deberá abandonar los ya aprendidos. Para enseñarle las nuevas reglas, se recomienda:

1) Sacarlo a pasear a la calle (siempre con correa) varias veces al día, por lo menos hasta la puerta o el primer árbol, preferentemente en los horarios en que es previsible que orine y/o defeque: a la mañana temprano al despertar, después de comer o de beber abundante agua, luego de una actividad física intensa dentro de la casa (jugar, saltar, correr) o de bañarlo, y a la noche antes de irse a dormir. Para acostumbrarlo a los horarios y la rutina del paseo, utilizar siempre la misma frase de “invitación” (“vamos a pasear”, “vamos a la calle”, etc.) mostrándole la correa.

2) Si el cachorro está buscando un lugar para evacuar (conducta de olfateo, giro en el lugar, postura), sacarlo de inmediato a la calle, invitándolo siempre con la misma frase. 

3) Los primeros días, llevar los papeles de diario o sustrato impregnados con orina y colocarlos al pie de algún árbol durante un rato, mientras se invita al cachorro a acercarse, para generar un estímulo olfativo.

4) Llevar a su animal a sitios con algo de tierra, pasto o plantas y donde ya han pasado otros perros (árboles, canteros, plazas, parques), para aprovechar el estímulo olfativo de las deyecciones de otros perros.

5) Si es posible, llevar a pasear al cachorro acompañado por otro animal adulto que ya esté acostumbrado a eliminar en la calle (siempre que este último esté sano, y que no se peleen entre ellos).

6) Se puede optar por un “paseador” 

7) Si elimina en la calle, reforzarlo con un bocado, felicitación y caricia

3) HÁBITOS DE DESCANSO

El cachorro debe tener uno (o varios) sitios donde descansar sin ser molestado. Si dormirá fuera de la casa (patio, terraza, balcón, lavadero, etc.), que tenga un sitio techado para resguardarlo del frío o la lluvia. Si, en cambio, decide que dormirá dentro de la casa, es preferible que el cachorro tenga su propia “cama” o “cucha” (puede ser una manta, trapo, colchoneta, almohadón, felpudo, cucha de tela, plástico, madera, etc.) y no que comparta cama o sillones con el resto de la familia. 

Muchas personas desean compartir la cama o sillones con sus mascotas. Si bien esto puede resultar muy placentero, en ciertos animales predispuestos (genética y ambientalmente), esta situación puede generar un conflicto de jerarquía, pudiendo desarrollar luego un problema de agresión por competencia.

Si hay niños en la casa, es importante que comprendan que el momento de descanso de la mascota debe ser respetado y no se lo debe molestar, y que ese no es el momento adecuado para jugar con él.

4) RECREACIÓN (estímulos ambientales, enriquecimiento y exploración del entorno, actividad lúdica y ejercicio físico)

La actividad lúdica y recreativa es fundamental para el correcto desarrollo tanto físico como conductual del cachorro (y debe mantenerse también en el animal adulto e incluso geronte, mientras sea bien aceptada por el mismo).

La estimulación temprana del cachorro recién llegado aumentará su capacidad de aprendizaje y lo hará más adaptable a los cambios. Procure que el ambiente donde se encuentra el cachorro esté enriquecido con juguetes diversos para que los explore y se entretenga con ellos cuando esté solo.

Por otra parte, el juego social, compartido con sus compañeros humanos, fomentará la interacción, la socialización, y la convivencia agradable y entretenida.

Para no fomentar un comportamiento agresivo o competitivo, no se debe jugar a “tironear” de un trapo, soga, hueso o juguete, disputándoselo; ni festejar que el cachorro gruña, ladre o muerda durante el juego. Por el contrario, el juego ideal es el de “arrojar - buscar - devolver”. Es posible que al principio el perro se rehúse a devolver el juguete. En ese caso, se debe interrumpir el juego e ignorar al animal hasta que éste deje el juguete en el suelo. En ese momento, tomarlo y reanudar el juego. Se le puede enseñar a soltar el juguete intercambiándolo por un bocado o un segundo juguete. Si el animal entrega el juguete luego de buscarlo, felicitarlo y continuar el juego.

Otro juego posible, sobre todo en espacios abiertos, es el de perseguirse mutuamente. Pero sólo se debe fomentar esta práctica cuando el “encuentro” al ser alcanzado el perseguido no sea agresivo (gruñir, morder, tironear, ladrar, etc.).

No fomentar el juego brusco, “de lucha”, con las manos o las piernas. En cualquier momento en que el cachorro, durante el juego, muestre los dientes, gruña o muerda (aun cuando sea en un contexto lúdico), se debe detener la actividad y retarlo, o al menos ignorarlo y no reanudar el juego sino hasta que el cachorro esté tranquilo y ya no muestre los dientes, gruña o muerda.


5) SOCIALIZACIÓN
(vínculos afectivos, contacto homo y heteroespecífico)

Los cachorros en su etapa sensible de socialización aprenden a relacionarse con individuos de su misma especie (contacto homoespecífico) y de otras especies (contacto heteroespecífico). Es en este momento cuando generan una memoria de aquellos individuos que le son familiares. Asimismo, si durante esta etapa son enfrentados con individuos de distintas especies (y características), un futuro encuentro con otros individuos de esa especie o característica no les generará miedo. Por lo antedicho es importante que el cachorro de entre 3 y 12 semanas de edad, conozca la mayor cantidad de especies e individuos distintos posibles. Entonces, lo ideal es exponer al cachorro a otros perros que estén socializados (de distintas edades, razas, sexo), con gatos, aves, tortugas u otros animales domésticos y con personas, también de distintas edades, sexo y biotipo. Tener en cuenta que los perros no reconocen a los bebés y niños como infantes de la especie humana, sino como una especie diferente. Por eso, es importante que el cachorro tome contacto desde muy joven con bebés, niños, adolescentes, adultos y ancianos. Durante estos contactos, asociar una acción placentera para el cachorro (juego, caricias) o refuerzo (premio), que incluso pueden ser suministradas por los sujetos que le son presentados.


6) HABITUACIÓN A ESTÍMULOS

Se debe exponer al cachorro a diversas situaciones, sonidos (timbre, teléfonos, televisores, automóviles, lluvia, tormentas eléctricas, fuegos artificiales, etc.) y diferentes ambientes o lugares (interiores, exteriores, calles con más tránsito, etc.) y todo tipo de objetos (paraguas, bultos, etc.), evitando reforzarlo si manifiesta miedo (ignorarlo) y, por el contrario, reforzar el comportamiento tranquilo.

Por este motivo es recomendable comenzar con las salidas al exterior de la vivienda lo antes posible, en función del plan de vacunación y la epidemiología de enfermedades infectocontagiosas en la en la región donde vive. Si aún no es posible que salga a pasear, puede salir en brazos, en el canasto de la bicicleta o en automóvil, o visitar otras familias que no tengan animales o cuyos perros o gatos sean adultos sanos vacunados. 

7) PASEOS

Los paseos en el exterior (calle o parque) serán utilizados por el cachorro como fuente de estímulos ambientales diversos (ruidos, olores, colores, sabores), medio de socialización con otros individuos (perros y personas, otros animales), y rutina de ejercicio físico. Además, le servirán como medio de recreación y juego, y como “descarga de energía”. 

Durante los paseos se le puede enseñar al animal diversas actitudes de obediencia (como caminar “junto”, sentarse y esperar en cada esquina antes de cruzar, etc.). 

Los paseos suelen ser aprovechados para que el animal orine y defeque, como se ha explicado en la sección (2), por lo tanto, deben realizarse por lo menos cuatro paseos diarios en un cachorro. Es recomendable, entonces, hacer coincidir los horarios del paseo con los momentos en que es previsible que el animal orine y defeque, como ser: a primera hora a la mañana, después de cada comida (“almuerzo” y “cena”) y a la noche antes de dormir.

8) JERARQUIZACIÓN

Además de los hábitos de alimentación (periférico, después que los dueños, en soledad, etc.) como ya se expuso, y de un sitio de descanso también periférico, para evitar la presentación de conflictos jerárquicos se recomienda también ejercer un correcto:

- Control de los espacios: es el propietario el que define dónde y cuándo puede estar el perro, y no debe ser el perro el que determine cuándo y dónde ingresa

- Control de las interacciones: Es el propietario el que define cuándo inician y cuándo finalizan las interacciones sociales (atención, juego,

- Control de la exhibición de la conducta sexual: No debe permitirse la monta ni de personas ni de objetos (almohadones, mantas, muñecos) o de otros perros (independientemente del sexo, ya que la monta puede ser sexual propiamente dicha o jerárquica) en presencia de los propietarios. Si el perro intenta montar frente a los dueños, se lo debe inhibir.

9) ADIESTRAMIENTO DOMÉSTICO BÁSICO

El propietario puede enseñarle a su cachorro algunas órdenes básicas para llamar su atención y que éste lo obedezca, por ejemplo “sentarse”, “echarse”, “caminar junto”, “dar la pata”, etc. Para lograrlo, utilizará el llamado condicionamiento instrumental, que consiste en “premiar” o “reforzar” cuando el animal realiza la conducta que se le ha enseñado, en el momento en que se le pide que lo haga. El refuerzo o premio estará constituido por un bocado, felicitación y caricias.

10) RETO (regaño verbal)

Cuando el cachorro haga algo indebido (rompa, evacue en un lugar inadecuado, muerda o gruña, etc.) podrá recibir un “reto” o “regaño”. El mismo tiene que ser un regaño verbal, y debe propinarse en el momento o inmediatamente después de ocurrida la conducta castigada (de lo contrario, si han pasado ya unos minutos, el cachorro no podrá asociar el castigo con la conducta castigada).

Para regañarlo, jamás debe utilizarse el castigo físico (no sólo para no infringirle dolor, sino también para no fomentar la violencia o competencia física entre individuos del  grupo), ni asustarlo con ruidos fuertes u objetos contundentes; por el contrario, utilizar exclusivamente el regaño verbal, con una palabra corta (“¡No!”, “¡Basta!”), pronunciada con voz fuerte (alzando el tono de voz, pero sin gritar), con intención de enojo (postura, actitud corporal y gestos). 

Cuando se lo reta, se debe procurar que el animal tenga una vía de escape libre para ir a esconderse (que no quede “acorralado”). Lo esperable es que el cachorro entienda que está siendo castigado e intente huir o guarecerse en su “cucha”, o adquiera una postura de sumisión.  Otra posibilidad de castigo adecuado es el confinamiento en una habitación durante unos minutos (como una “penitencia”, tipo “tiempo fuera”). El cachorro lo entenderá, siempre y cuando se lo encierre inmediatamente después de ocurrida la conducta indeseada.

Todos los miembros de la familia deben estar de acuerdo en cuáles son los motivos por los cuales el cachorro debe ser castigado, y de qué modo se llevará a cabo este regaño. De lo contrario, las acciones y actitudes antagónicas (por ejemplo, uno lo reta y otro lo defiende o lo acaricia) sólo generarán confusión en el cachorro, que no logrará aprender qué es lo adecuado y permitido, y que conductas no lo son.

Agradecemos la colaboración para la publicación de este articulo a la Dra. Marina Snitcofsky - Veterinaria (UBA), MN 8066. Certificate Cat Friendly Veterinarian AAFP - Diplomada en Medicina Interna de Caninos y Felinos (UDLA) y en Etología Clínica (CLEVe) - Especialista en Etología y en Animales de Laboratorio (CPMV) - Especialista en Estadística para Cs. de la Salud (UBA) - Mag. en Psiconeuroinmunoendocrinología, Univ Favaloro - Mag. en Ciencia y Bienestar de Animales de Laboratorio (UAB) - Doctora en Cs Veterinarias, Area Neurociencias (UBA) Profesora Titular Área Bioestadística, Escuela de Veterinaria y Fac. Psicología y Psicopedagogía, USAL - Sede Pilar Profesora Titular Bioestadística en carreras de posgrado y cursos a distancia, Universidad ISalud. Tel cel: 011 - 15 - 5378 - 0803 - marinaveterinaria@gmail.com - www.marinasnitcofsky.com.ar - Chat vía WhatsApp: https://wa.me/5491153780803

 

Referencias

- Jensen, Per. The Behavioural Biology of Dogs, Ed. CAB International 2007, Capítulo IV “Mechanisms and Function in Dog Behaviour”

- Manteca Vilanova, Xavier. Etología Clínica Veterinaria del Perro y del Gato, 2a edición, Multimédica, Capítulo 2 “Comportamiento Normal del Perro”

- Seksel, Kersti. La socialización del cachorro, Vol 20 No 1 / / 2010 / / Veterinary Focus / / 7

- Beaver BV. The veterinarian’s encyclopedia of animal behavior. Ames, Iowa: Iowa State University Press1994.

 



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