Tetanos en las mascotas

Una enfermedad letal que se puede prevenir

El tétanos en perros y gatos (o tétano) es una enfermedad frecuentemente mortal provocada por una potente neurotoxina, la exotoxina tetanospasmina, que es producida por una bacteria del género Clostridium.[1] La bacteria prolifera en condiciones anaeróbicas, es decir, en ausencia de oxígeno y segrega sustancias tóxicas (toxinas) que penetran en las fibras nerviosas motoras periféricas hasta llegar al sistema nervioso central con afectación inhibitoria de neuronas productoras del neurotransmisor GABA y el aminoácido glicina, provocando la típica parálisis y espasmos musculares. La bacteria produce esporas resistentes y provienen de casi cualquier parte, incluso del polvo de la calle o el suelo del jardín. La infección ocurre por la penetración de las esporas en las heridas contaminadas.


¿Cuándo y cómo se produce la enfermedad?


La enfermedad es producida por el Clostridium Tetani, microorganismo que se encuentra en el medio ambiente bajo su forma de resistencia llamada esporos. Estos esporos penetran al organismo a través de heridas punzantes y una vez instalados desarrollan su forma agresiva, en realidad lo que ocurre es que éstos esporos germinan.

A partir de ese acontecimiento el Clostridium Tetani comienza a producir dos tipos de toxinas que son las que ejercen su efecto nocivo sobre el organismo. Las toxinas se denominan: Tetanolisina y Tetanopasmina. La primera produce ruptura de los glóbulos rojos (efecto hemolítico) y la segunda es la responsable de la sintomatología nerviosa de ésta enfermedad.


¿Por qué las heridas deben ser punzantes?

Para que los esporos desarrollen su forma agresiva en el organismo, deben estar en un medio sin oxígeno. Las heridas profundas y con poca abertura al exterior son las que posibilitan ésta falta de oxígeno. Una herida desgarrada o con amplia superficie de contacto con el exterior será indudablemente una herida aireada, entonces el microorganismo quedará protegido en su forma de resistencia o esporo.


¿Cuales son los síntomas de ésta enfermedad?

Los signos clínicos se producen aproximadamente a los 5-10 días del traumatismo.

El tétanos localizado es el más común en los caninos. La rigidez de un miembro es la primera manifestación, luego puede extenderse al miembro opuesto y progresar en un período variable de tiempo hasta alcanzar el Sistema Nervioso Central.

El paciente tiene dificultades para mantenerse en pie o para echarse debido a la extrema rigidez muscular. Los reflejos miotácticos (respuestas del músculo al tacto) se encuentran acentuados, es decir, ante leves estímulos táctiles se desencadenan numerosas contracciones de la musculatura.

 Se observa protrusión del tercer párpado y exoftalmos (globos oculares exteriorizados).

Las orejas estarán erectas, los labios con risa sardónica , se observa rechinar de dientes por la contractura de los músculos masticatorios, hay exceso de salivación.

Los pacientes están aprehensivos y reaccionan violentamente a estímulos táctiles o auditivos, pudiendo llegar a estadios convulsivos.

Se puede reconocer fácilmente a un perro con tétanos por la postura de caballito de madera que adoptan.

Los pacientes no pueden comer debido a la dificultad de aprehender los alimentos sólidos.

Hay retención urinaria y constipación.


¿Es una enfermedad tan mortal como en los seres humanos?

La muerte se produce con la misma frecuencia que en los seres humanos y se debe a la rigidez de los músculos respiratorios y posterior paro respiratorio por intoxicación o anoxia (falta de oxígeno en los tejidos).


¿Cómo se realiza su diagnóstico?

La historia de una herida reciente y la sintomatología antes descripta permiten sospechar Tétanos.

La electromiografía es reveladora por la excesiva respuesta muscular a leves estímulos táctiles.

Se puede realizar la medición de anticuerpos antitoxina tetánica en sangre especialmente para confirmar casos dudosos.


¿Es factible un tratamiento?


El tratamiento es costoso, muchas veces infructuoso y requiere la hospitalización.


Se utiliza:

Antitoxina tetánica intravenosa, con la salvedad que primero debe efectuarse una prueba intradérmica para evitar posibles reacciones alérgicas.

Antibióticos por vía oral o sistémica, como ser: Penicilina G, Metronidazol, Tetraciclina o Clindamicina.

Sedantes como las benzodiacepinas diazepam o midazolam. También puede resultar efectivo el pentotal, administrado según demanda por vía EV.

La cirugía puede ser necesaria para eliminar tejidos necróticos o para tratar los abscesos.

Tratamiento de soporte:
El paciente debe estar en lugar tranquilo, oscuro, en cama blanda y debido a su imposibilidad de comer deben ser sondeados.


¿Cuáles son las complicaciones de ésta enfermedad?

Las más frecuentes son: fracturas de huesos largos, de las vértebras o cráneo; cistitis e infección por el uso de catéteres no estériles.


¿Cuándo se observan los resultados del tratamiento?

Las mejorías se observan a la semana de comenzado el tratamiento y la recuperación completa se produce a las 3 o 4 semanas.

 



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