Dirofilariosis canina o enfermedad del gusano del corazon
Un Enemigo frecuente de nombre complicado...
Maxi ya tenía 8 años así que cuando un día volvió muy cansado de su paseo a nadie le llamó la atención, su familia pensó que era lógico. Otro día al bajar las escaleras corriendo le salió mucha sangre de la nariz, su dueña se asustó y lo llevó a su veterinario. Le hicieron estudios del corazón y descubrieron que no latía como un corazón normal; comenzó a tomar remedios pero no mejoró su cansancio; por el contrario, de mañana tenía tos. Al regresar a la consulta le explicaron estos síntomas al veterinario y “cuando vamos a la Isla ya no corre como antes” dijeron los chicos, -¿Ustedes van al Tigre?- sí, todos los fines de semana, -¿ lo llevan a Maxi?¡ Por supuesto!- ¡Ah! El doctor se golpeó la frente con la mano. Tenemos que hacerle un análisis de sangre, ya que en esa zona, los mosquitos pueden contagiar a los perros unos bichitos, y estos parásitos crecen, se van a las arterias y enferman los pulmones y el corazón del perrito ..... Pero doctor¡ en las islas hay montones de perros y están sanos!- Discúlpeme señora, PARECEN sanos.
Maxi por supuesto estaba enfermo, su enfermedad se llama Dirofilariosis, tuvo que recibir tratamiento, estar internado, para poder matarle estos parásitos. Después tuvo que recibir un medicamento todos los meses, para evitar contagiarse de nuevo. Por haber estado tan enfermo, su corazón necesitó remedios durante largo tiempo para lograr que latiera bien. La enfermedad de Maxi y del 33% de los perros que viven junto al río o lo visitan, es producida por unos perversos gusanos que se llaman Dirofilaria immitis. Viven en la arteria pulmonar y en el corazón de los perros. Las hembras tienen crías, que se llaman microfilarias, y andan por la sangre de modo tal que cuando un mosquito chupa sangre de un perro enfermo, bebe junto con la sangre algunas microfilarias que crecen dentro de él y se llaman Larvas de tercer estadío que son inyectadas en un perro cuando el mosquito vuelve a alimentarse. Esta enfermedad suele cursar sin signos evidentes, por eso hay que hacer los estudios aunque el perro parezca completamente sano. Hay que tener en cuenta que es un mal que lleva a la muerte del enfermo después de varios años.
La muerte puede ser súbita, como producida por un veneno así que de no mediar una necropsia (así se llama a la autopsia de los animales) será confundida, y por ende, los vermes, verdaderos culpables, jamás serán culpados. Año tras año en vez de disminuir el número de enfermos, aumenta, es decir que La Dirofilariosis lamentablemente está en expansión.
¿Qué podemos hacer?
Lo primero: saber si nuestro perro está enfermo o no, y para esto se hace un análisis de sangre que le practica su médico veterinario. Signos a tener en cuenta: cansancio, tos, que orine oscuro, o con sangre, que salga sangre por la nariz o por la boca. Hay que recordar también que el 50 % de los enfermos parece sano. Si el perro está enfermo se lo trata y si está sano se comienza con la prevención. Si es un cachorrito, a partir de los dos meses de edad debe recibir la prevención todos los meses.
Prevenir enfermedades parasitarias (no sólo Dirofilariosis), puede hacerse hoy en día, no es caro y es una muy buena oportunidad para mejorar la calidad de vida de nuestras mascotas y de la población en general.
Autora: M.V. Gabriela Pérez Tort - Medica Veterinaria - Especialista en Clínica de caninos y felinos domésticos del Colegio de la Provincia de Buenos Aires - Argentina. Jefa de Clínica Médica del Hospital Veterinario de Virreyes - San Fernando - Provincia de Buenos Aires - Argentina. Jefe de Trabajos Prácticos, Área de Parasitología y Enfermedades Parasitarias - Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires - Argentina
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