El huracan Katrina en casa una hermosa cachorra Boxer

 

Un huracán en casa.

Katrina es una hermosa cachorra Bóxer de 4 meses y medio de edad. Sus propietarios no pudieron enseñarle a comportarse bien y me consultan para que los ayude a educarla. Se llama así porque desde que llegó se acabó la paz en el hogar. Día tras día su comportamiento les recuerda al huracán que hace tiempo provocó graves daños a New Orleans, USA.

Deben retarla constantemente porque muerde los muebles, descuelga la ropa del tendedero; roba y rompe zapatos, zapatillas, repasadores, toallas…; destruye las plantas; hace pozos en el jardín… Tampoco aprende a orinar y defecar en el lugar apropiado.

Es una “odisea” servirle el alimento porque salta para alcanzar el comedero y luego se abalanza sobre él como si nunca hubiera comido.

Si la invitan a jugar o desean acariciarla se descontrola y muerde, también mordisquea los tobillos cuando caminan, a veces lastima. Últimamente evitan interactuar con ella porque, a pesar de su pequeño tamaño, le temen. Si la reprenden los enfrenta, ladrando y tironeando de la vestimenta y cordones del calzado. Cuando llegan los recibe saltando sin cansarse jamás y ocasionalmente elimina pequeñas cantidades de orina.

Es muy molesta con las visitas quienes, desde hace un tiempo, prefieren reunirse en otro lugar porque les ensucia la ropa y les impide conversar tranquilamente. Cuando por su mala conducta desean sacarla del centro de reunión, arremete contra las puertas cerradas o las rasca incansablemente, dejando en ellas importantes marcas que corroboran su reacción.

Viajar en auto es una pesadilla, muerde el cabello, brazos o pies de quienes la acompañan, mordisquea la palanca de cambio, el apoyacabeza... A veces vomita. Durante el paseo por la calle se cruza de un lado al otro tironeando de la correa y salta sobre la gente que pasa a su lado, convirtiendo el momento que debería ser placentero en desagradable. No es amistosa con otros perros y en ocasiones es muy asustadiza y se sobresalta con ruidos o movimientos.

No es lo que esperaban cuando decidieron traerla al hogar y están pensando seriamente en deshacerse de Katrina para recuperar la tranquilidad. Su conducta transforma la vida de la familia en un verdadero caos y es motivo de diferentes discusiones.

Antes de tomar la decisión definitiva, todo el grupo vino a verme. Para mejorar su conducta es necesario evaluar si el comportamiento de Katrina demuestra o no falta de autocontrol y también, entre otras cosas, si el lenguaje utilizado para enseñarle es adecuado.

Es importante considerar que muchas veces lo expresado por medio de palabras no coincide con lo que se dice con el cuerpo generando así confusión.

El perro se expresa mediante un lenguaje no verbal que incorpora paulatinamente conviviendo primero con su madre y hermanos, y luego interactuando con otros individuos de su especie. De esa misma forma se comunicará más tarde con las personas con quienes se relacione.

A su vez, el hombre se comunica con el perro con palabras, gestos de su cara, poses de su cuerpo, y dirección y velocidad de los diferentes movimientos que realiza. O sea, además de sonidos, emite un mensaje visual que tiene mucha importancia para él. Entonces, se debe aprender a hablar en el idioma de Katrina y eso no significa comenzar a ladrar.

Si las palabras y los gestos de su dueño expresan diferentes cosas la perrita se confunde y en consecuencia no responde o lo hace mal. Por lo tanto se debe cuidar el mensaje vocal y corporal al comunicarse con ella para que pueda aprender a comportarse correctamente.

Para compartir los días con un compañero de cuatro patas con “perrolidad agradable” (entiéndase “personalidad” pero en el perro) no se necesita una raza determinada. Solo se requiere ser coherente en el mensaje que se le brinda a diario, ofrecerle un ambiente rico y variado, y tiempo para enseñarle y disfrutar junto a él.

Los primeros meses de vida son fundamentales para que posteriormente sea un adulto con comportamiento equilibrado. Es necesario tener presente que los problemas de conducta pueden prevenirse con la correcta habituación y socialización del cachorro, junto a la buena comunicación y el trabajo diario, evitando enojos y castigo físico.
La consulta etológica cuando es cachorro facilita educarlo en su idioma sin generarle miedo o ansiedad.


Dra. Silvia I.  Vai
M. V. Especialista en Etología en Pequeños Animales CPMV
Unidad de Etología Clínica, Hospital Escuela F. C. V. - U. B. A.
https://silviavai.blogspot.com

 



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